¡Muy buen inicio de Semana Santa estimados amigos! El día de hoy
hablaremos de uno de mis autores favoritos: Paul Ferrini, quien practica una
filosofía maravillosa llamada “Curso de Milagros”, cuya premisa fundamental es
el perdón, ya que me parece, que en estos días de reflexión, es muy importante
que lo practiquemos, ya que nos trae beneficios no solo al alma, sino
también a la salud y a nuestras relaciones. Paul Ferrini, escribió un libro
maravilloso llamado “Los 12 pasos del perdón”, que a continuación los resumo.
Cabe aclarar que estos pasos te ayudan a cambiar tu percepción para pasar del
miedo al amor, para atravesarlo en tu vida cuando surja.
Los
cuatro axiomas del perdón son los siguientes:
1. El perdón comienza en nuestros corazones. Sólo cuando
nos hemos perdonado a nosotros mismos, podemos ofrecer perdón a otros o a
recibirlo de ellos.
2. El perdón no es condicional, aunque a menudo nuestra
práctica lo es.
3. El perdón es un proceso continuo: Sigue en respuesta a
cada juicio que hacemos sobre nosotros mismos y los demás.
4. Cada gesto de perdón es suficiente. Cualquier cosa que
seamos capaces de hacer ahora mismo es suficiente. Esta comprensión nos
capacita para practicar el perdón con nosotros mismos.
La
primera piedra angular es: “Responsabilízate
de estar en paz”;cuando te responsabilizas de tu paz, entiendes
que tú eres la causa de cualquier cosa que pienses o sientas. Otras personas
parecen impactar en tu felicidad o tristeza, pero creer que los demás son
responsables de tu vida en algún sentido, solo es una apariencia, una
distorsión superficial.
Primer
paso: Reconoce
el miedo. Así
como las emociones que estén aparejadas, tales como, la tristeza, el dolor, la
herida, la envidia, la ira, los sentimientos de separación. Simplemente nos
permitimos reconocer que están ahí, sin alejarnos de ellos (negarlos), ni
exteriorizarlos (proyectarlos). Cada sentimiento negativo surge de la
percepción de una falta de amor.
Segundo paso:
Comprende que lo que quieres es amor. Pienso que lo que
quiero es más dinero o más sexo, o mejor salud, pero en realidad lo único que
quiero es amor. Creo que tengo la razón si demuestro que estás equivocado, que
me sentiré mejor si tú eres castigado por tus pecados, pero, en realidad, lo
único que quiero es amor.
Estamos aquí para amar y para aprender, no para forzar el
aprendizaje y el amor, sino para dejar que cada uno de ellos nos lleve de
manera natural hacia el otro. Cuando uno está presente el otro también.
De modo que la vida no siempre va por donde yo quiero. A
veces quiero que me complazcas, pero tú estás en mi vida para ayudarme a
despertar, para ayudarme a que aprenda a responsabilizarme. Tú no estás aquí
para satisfacer mis necesidades. Estás aquí para mostrarme mis necesidades a
fin de que yo pueda satisfacerlas por mi mismo.
Tercer
paso: Retira la proyección. Mi viejo hábito es responsabilizarte
de cómo me siento, que me soluciones las cosas, o intentar solucionártelas a
ti. Mi viejo hábito es acusarte de no amarme lo suficiente, y eso es sólo otra
manera de intentar hacerte responsable de mi necesidad de amor. De tal manera,
que lo que sigue por consecuencia, es reconocer que lo que quiero es amor, pero
que no depende de que tú me lo des. Tal vez me lo des, o tal vez no me lo des,
pero yo no puedo hacer nada con respecto a tu elección.
Cuarto
paso: Asume la responsabilidad. Una de las maneras de
amarme a mi mismo, es empezar a responsabilizarme de mi vida exactamente tal
como es. . Lo que veo fuera, solamente es un reflejo de lo que está adentro.
Sólo me meto en problemas cuando no puedo aceptar mi vida
tal como es. A veces rechazo a ciertas personas y situaciones. A veces me apego
a ciertas personas y situaciones. Tanto el rechazo como el apego indican una
falta de aceptación.
La próxima semana comparto los demás pasos… Que tengan
unos excelentes días de descanso.