La felicidad, normalmente pensamos que es una
emoción, cuando en realidad, es una decisión que podemos tomar en cualquier
momento. ¿Cómo es esto? Te pido que cierres los ojos un momento, inhales y
exhales por la nariz y te repitas mentalmente la siguiente frase: “Me doy
permiso de ser feliz”, “me doy permiso de ser feliz”, “me doy permiso de ser
feliz”…; mientras lo realizas revisa tu cuerpo como se va sintiendo, las
sensaciones corporales que vas registrando. ¿Te relajaste?, ¿sentiste que los
hombros se soltaron? Fácil, ¿verdad?
Todos los seres humanos queremos ser felices, de
hecho, estamos orientados hacia la felicidad y a huir del dolor; sin embargo,
¿qué es lo que nos impide ser felices? La respuesta es simple; vivimos siempre
en el pasado, recordando problemas, traumas, remordimientos, rencores,
sufrimientos o momentos felices que ya no están…; por el contrario, pensamos
incesantemente en el futuro, a través de fantasías catastróficas sobre
situaciones que no son reales en la gran mayoría de los casos o de fantasías
que cuando volteo a mi presente no están (príncipe azul, sacarme la lotería,
etc.); de tal manera, que no estamos en el aquí y en el ahora, que finalmente
es lo único con lo que contamos.
Toma conciencia en este momento de dónde estás,
cómo estás, siente tus pies apoyados en el piso, o bien, tu respiración, cómo
entra y sale de tu organismo, en fin, date unos momentos para regresar a
tu presente. Estar aquí y ahora es el primer paso para ser feliz.
Vamos posponiendo la felicidad para después, cuando
ni siquiera tenemos la seguridad de llegar a ese futuro deseado…. Somos
competitivos, exitosos, trabajadores, populares, aventureros, pero no somos
felices. Educamos para el éxito, pero no para ser felices. ¿Qué ironía, no?
Entonces, ¿qué podemos hacer para serlo?
1. Aceptar: Esto
quiere decir, renunciar a que la vida, el otro, las circunstancias sean
diferentes… Fluir con lo que me toca vivir. Aceptar, no significa resignarse,
por el contrario, representa dejar de pelear contra lo que no puedo cambiar,
soltar los apegos, andar ligero de equipaje.
2. Apreciar: Agradecer
y valorar lo que sí tengo, lo que sí soy,
lo que sí puedo hacer. Sacar el aprendizaje de cada
experiencia vivida por más difícil que haya sido.
3. Tener
un sentido de vida claro: Elabora como si fueras tu propia empresa; tu
misión, es decir, el “para qué” estás vivo; tu visión,
cómo te ves de aquí a cinco años, tus metas principales; tus seis
valores principales (guías de conducta) y por
último, tus objetivos a 1 año, 3 años y 5 años.
Cuando elaboras tu plan de vida, eso te da seguridad, entusiasmo, pasión y
compromiso contigo mismo.
4. Soltar: Relaciones,
situaciones, objetos que lejos de ayudarte a crecer te detienen y te lastiman.
5. Expresar: Lo
que siento, lo que opino, lo que necesito; sin miedo.
6. Responsabilizarme: De
mi propia vida y de mis relaciones; lo cual es muy diferente a cargar al otro,
o vivir culpándome o culpando.
¿Estás preparado para ser feliz?