Vamos
a comenzar con una historia, ¿les parece? Se realizó una convención con
los hombres más sabios de todo el mundo; entre ellos se encontraban,
premios nobel, filósofos, líderes de opinión, líderes espirituales,
científicos, en fin, la crema innata de la cultura mundial. La conferencia
magistral, la iba a dar el hombre más sabios de todos, con el tema: “La
existencia o no del infierno”. Un tema polémico, ¿verdad? Al llegar al recinto,
un periodista le pregunta:
-
Hombre sabio, ¿verdad que el infierno no existe?
A
lo cual, él le responde:
-
¡Por supuesto que existe!
En
ese momento, se manifestó un clamor general, hubo una reacción de indignación
ante su respuesta.
-
¡Cómo es posible que un hombre de su talante nos diga semejante tontería!
-
Les voy a decir, por qué el infierno sí existe… Ustedes saben, que cuando nos
morimos, nos pasa una película sobre lo que fue nuestra vida. ¿Están de
acuerdo?
–
Si, estamos de acuerdo…
-
¿Es algo que está demostrado?
-
Sí, es algo que está demostrado…
-
Bueno, lo que ustedes no saben, es que después les pasa una película de lo
que su vida hubiera sido si se hubieran atrevido a SER o a HACER, y
entonces, el grito es tan largo y tan profundo, que eso es el mismísimo
infierno….
¿Tú
cómo quieres vivir? En tu cielo o en tu infierno…
Te
quiero preguntar, ¿estás viviendo la vida que esperabas? Si tu respuesta es
“NO”, ¿qué esperas para entrar en acción? Muchas veces, el miedo nos paraliza
para tomar decisiones que sabemos que necesitamos tomar, lo cual, nos puede
llevar posteriormente a una crisis…
Pero,
¿qué es una crisis?: “Es un estado de alerta donde la persona siente que no
puede con lo que la vida le demandanda, le faltan herramientas para enfrentarla
y se siente sola”.
Sin
embargo, las crisis nos invitan a evolucionar como seres humanos y buscar
las herramientas que nos faltan. Pero, ¿cómo hacerlo? Te voy a hacer unas
preguntas “rompecocos” para que analices:
·
· ¿Cuál es aquella decisión que sabes que necesitas tomar y que aun no has
tomado?
·
· ¿Qué
ganas y qué pierdes por no tomarla? Ojo, siempre ganamos algo con todo lo
que hacemos, aunque digamos que no…
·
· ¿Qué te impide tomarla?
·
· ¿A qué tendrías que renunciar si lo hicieras?
·
· ¿Cómo cambiaría tu vida, qué harías de manera distinta si tomaras la
decisión?
·
· ¿De quién temes no cumplir las expectativas? (Recuerda que tú no estás
para cumplir las expectativas de nadie… De hecho, las expectativas son uno de
los peores venenos del ser humano. Si el otr@ se decepciona porque no haces lo
que quieres, será su responsabilidad solucionarlo, no la tuya… Y si son tus
expectativas autoimpuestas, reconoce primeramente que es lo que “QUIERES” para
ti, no lo que “DEBERIAS” de ser, hacer o tener para ser feliz).
·
· ¿A qué le quieres dar la bienvenida en tu vida?
·
Por
lo tanto, ponte en marcha: “INVESTIGA QUE TIENES QUE HACER Y, HAZLO”
Recuerda
que uno se arrepiente de lo que hace, sino de lo que uno no hace…