Culpa y responsabilidad

¡Muy feliz lunes estimados lectores! En esta ocasión vamos a hablar de la culpa y de la responsabilidad, ya que muchas veces confundimos a la una con la otra, así como, la importancia de vivir desde la responsabilidad en nuestras vidas.
La culpa es un virus mental que ataca a la gran mayoría de los seres humanos, y tiene que ver con las programaciones que traemos tanto a nivel inconsciente como consciente. En este sentido, la culpa inconsciente se refiere para los orientales, “al karma”, donde venimos a pagar culpas de otras vidas; y para los occidentales, se refiere al “pecado original”, donde ya eres culpable simplemente por el hecho de nacer y pagar los errores de Adán y Eva. Suena loco, ¿no?
Por otra parte, de manera inconsciente, traemos en el ADN las culpas de nuestros ancestros. Por ejemplo, si mi bisabuelo participó en la guerra y mató a personas, estas culpas se registran en nuestro código genético sin saberlo.
En cuanto a la culpa consciente, tenemos de dos tipos,  la culpa real y la culpa neurótica.
Culpa real: Es aquella en donde hacemos un daño de manera voluntaria o involuntaria. Por ejemplo: si atropello a alguien u ofendo intencionalmente.
Culpa neurótica: Es la que esconde detrás un resentimiento. Es decir, estoy enojad@ con alguien y, en lugar de reconocerlo, hago cosas de las cuales después me siento arrepentido. Por ejemplo; cuando me trago el resentimiento contra alguien y después se lo cobro a través de conductas que lo lastiman y por las cuales me sentiré culpable. También dentro de esta categoría se encuentran los casos de la culpa que sentimos ante las estrategias de control y manipulación de alguien más, como es el caso de las relaciones tóxicas, donde someto al otro a través de esta emoción y del miedo. Así mismo, cuando no quiero asumir la responsabilidad de la propia vida, encontraré quien sea el culpable de mi malestar. Y créanme, siempre encontraremos quien lo sea… Nos volvemos verdaderos agentes 007 en busca del culpable. Es decir, cuando el otro no hace lo que yo quiero o no responde como yo quiero, automáticamente lo culpabilizaré de mi malestar y merecerá el látigo de mi desprecio.
Detrás de cada culpa que sintamos se esconden creencias que no hemos cuestionado, donde sentimos “la obligación” de cumplir con un mandato impuesto o autoimpuesto que, cuando no lo hacemos, nos sentimos culpables; siendo por lo tanto, merecedores de un castigo. Y les quiero decir que, tenemos maneras de castigarnos muy sofisticadas, desde enfermedades, hasta autosabotajes en nuestros logros y relaciones, así pensamientos repetitivos de autoflagelación y autopunisión.
La culpa es una emoción que siempre vive del pasado, de nuestras creencias y de hechos ocurridos en el pasado, donde me quedo atascado ahí sin lograr avanzar. Es como un gato que se quiere morder la cola y nunca la alcanza… Las palabras de esta emoción son: “debo”, “debería”, “tengo”, “tendría” o “hubiera”. Cada  vez que las  digo, en realidad no hay un proceso de elección consciente sino una obligación.
En cambio, la responsabilidad se define como, “la habilidad para responder de manera creativa a la vida”, es decir, aquí y ahora, en tiempo presente, yo decido o elijo, como quiero responder ante un evento del pasado o del presente, ejerciendo mi libertad y asumiendo las consecuencias por mis errores. Su palabra es “quiero” o “no quiero”. Lo que podemos hacer ante un error,  es “responder” y “reparar” en la medida de las posibilidades. Es cierto que muchas veces no podremos hacerlo como el otro quisiera o necesitara, pero, en la medida de nuestras las posibilidades lo haremos. La responsabilidad apela al aprendizaje, a la humildad de reconocer mis errores y al crecimiento, por tanto, asumo el control de la propia vida y actúo desde mi poder, ya que estoy consciente del daño.
Por tanto, los invito a convertir la culpa en las “3 R’s”: responsabilidad, responder y reparar.
Espero te haya sido de utilidad. 

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