Estimados amigos, hoy
vamos a hablar de un tema que es fundamental para nuestra vida y nuestras
relaciones, que es, la inteligencia emocional, la cual, afecta la forma de gestionar el comportamiento,
navegar en las complejidades sociales y tomar decisiones
personales para lograr resultados positivos. Proviene del latín e-mocion,
que significa, “hacia el movimiento”.
Es decir, una emoción necesita salir de nuestro organismo a través de
movimientos y/o palabras, para no transformarse en un síntoma o enfermedad. Su
función es la de satisfacer todas y cada una de nuestras necesidades; también, nos
ayudan a aprender y a tomar decisiones. De tal manera que, si tú no sabes lo
que sientes, no identificas lo que necesitas y, por lo tanto, no lo pides, o
suples a través de necesidades falsas. Por ejemplo, estoy triste y en lugar de
reconocer que necesito un abrazo, me como un chocolate.
Pero, ¿cómo sé si tengo
suficiente inteligencia emocional? Ahí te van los siguientes puntos para que te
des una idea:
1.
Tienes un vocabulario
emocional sólido:
Es decir, sabes identificar fácilmente lo que sientes en todo momento. Puedes
ponerle nombre y apellido a tu emoción. La mayoría de las personas cuando les
preguntas qué es lo que sienten, te contestan con los clásicos, “bien” o “mal”, cuando hay una gama increíble de emociones.
2.
Muestras curiosidad por
el mundo que te rodea:
Tienes capacidad de explorar y probar cosas diferentes. Te gusta la novedad.
3.
Aceptas y te adaptas
fácilmente al cambio:
Es decir, eres flexible como el agua que toma la forma del recipiente que la
contiene.
4. Conoces
tus fortalezas y debilidades.
5.
Eres empático y sabes
detectar los estados emocionales de los otros, así como investigar y satisfacer
sus necesidades. Este
punto es fundamental no sólo para desarrollar mejores relaciones sociales, sino
también para vender, liderear y lograr
resultados.
6.
Es difícil que te
ofendas:
Esto quiere decir, que estás consciente de que nadie te ofende, tú te ofendes,
así que tú tienes el poder en tus emociones y en tu vida. Como diría Eleonor
Roosevelt, “nadie te puede hacer sentir
mal sin tu consentimiento”.
7.
Sabes poner límites: Esto se debe a que sabes
lo que sientes, por lo tanto, lo que necesitas y, como consecuencia, lo pides… Dices “sí” cuando quieres decir
“sí” y dices “no” cuando quieres decir “no”. ¿Sabes que 7 de cada 10 personas
en el mundo no saben poner límites eficientes? Los límites dan seguridad y a
nivel personal representan el autogobierno, es decir, te sabes poner límites a
ti mismo.
8.
Aceptas tus errores y tus
fracasos:
Este punto ya lo hemos platicado en artículos anteriores, siendo fundamental
acepar que el error es parte de la vida, pero que lo importante, lejos de
sentirnos culpables y derrotados, es utilizar estos errores como escalera para
el crecimiento.
9.
Das de manera genuina: Al momento que puedes
empatizar con los demás y comprenderlos, el “dar” se da de manera natural,
espontánea y generosa.
10.
No eres rencoroso: Sabes enfrentar tus
molestias directamente, poniendo estos límites que necesitas y orientándote a
lo que te hace bien.
11.
Sabes neutralizar a las
personas tóxicas:
Como no te “enganchas” con el veneno de los vampiros emocionales, con las
críticas y las quejas de los demás, sabes ponerles límites claros y asertivos.
12.
No buscas la perfección: Ya que estás
reconciliado con el error y el aprendizaje, así como en escuchar tus
necesidades de descanso, fisiológicas, de esparcimiento, etc., dejas de querer
hacer todo perfecto, tanto en ti, como en los demás.
13.
Aprecias lo que tienes: Ser agradecido, es una
de las mayores virtudes del ser humano, ya que cuando lo hacemos,
automáticamente estamos viendo el lado positivo de las cosas. Es importante
agradecer hasta nuestros problemas, para ponernos en el lado del aprendizaje y
crecimiento que nos dan, en el “cómo si
puedo”.
14.
Te sabes desconectar: Te tomas el tiempo y
espacio necesarios para la relajación, la creatividad y el ocio.
15.
Superas tus miedos: Sabes identificarlos,
ves la parte real de la historia de terror que te estás contando y los
afrontas. Los conviertes a mecanismos que te impulsen a crecer.
16. Te
sabes divertir y conectar con la alegría.
¿Ya viste que importante
es que comiences a desarrollarla? ¡Te deseo feliz semana!!!