Comunicación No Violenta

Estimados amigos, les deseo que tengan un muy buen inicio de semana. En esta ocasión, vamos a hablar de un método que a mí en lo particular me encanta por su sencillez, eficacia y resultados sobretodo… Les voy a compartir un método que ha funcionado maravillosamente a nivel mundial llamado “Comunicación No Violenta” de Marshall R. Rosenberg. Éste hombre ha trabajado con comunidades con altos índices de violencia como son, “El Bronx” en Nueva York, Palestina y Sudáfrica, entre otras, reduciendo los conflictos significativamente y mejorando la comunicación, acercando a las personas en vez de alejarlas.
Pero veamos, ¿cómo empieza un conflicto? Resulta que los seres humanos, somos seres de necesidades, todo el tiempo las tenemos; el problema empieza cuando no tenemos conciencia de ellas, porque no tenemos conciencia de lo que sentimos, tanto corporal, como emocionalmente y, por lo tanto, no las expresamos o vamos pidiendo cosas que no son las que realmente necesitamos; esto a su vez, provocará que reaccionemos en consecuencia. Cuando pedimos, por tanto, la otra parte no querrá satisfacer nuestra necesidad con gusto, ya que normalmente vendrá en forma de reclamo, presión, chantaje, amenaza u obligación.
Por otra parte, no estamos acostumbrados a escuchar, nuestra cara está presente, pero nuestra mente ausente, lo cual provoca que la persona que habla se sienta poco tomada en cuenta o no escuchada, actuando en consecuencia. Se cerrará, reclamará o simplemente no pedirá, lo cual creará como resultado que nos desconectemos el uno del otro… Esta es la base de todos los conflictos en las relaciones, que se manifestarán a través de agresiones veladas o evidentes.
Otro gran error en la comunicación es que le jugamos al “clarividente”, “intérprete traductor” o al “terapeuta”: “Yo sé lo que a ti te pasa”, “seguramente estás pensando”, “lo que tú necesitas”, “ya te conozco, no me tienes que decir nada”, “lo que tú deberías hacer es…”, y una larga lista de frases que demuestran que somos todo menos empáticos (ponernos en los zapatos del otro) y, sobretodo, realmente estar presente en la conversación con el otro. Lo más grave es que estamos emitiendo juicios todo el tiempo hacia el otro.
Yo te quiero preguntar, ¿cómo te sientes cuando no eres escuchado por el otro? No es nada agradable, ¿verdad?
Pero, ¿por qué funcionamos así? Porque fuimos educados para no querernos sentir culpables. Para ello, necesitamos demostrar que tenemos la razón, sintiéndonos así buenos e inocentes… No fuimos educados para expresar nuestras emociones y necesidades. Cuando nos comunicamos de la forma tradicional se vuelve finalmente un juego de poder, donde yo quiero demostrar que el otro está equivocado. El otro hará su propia parte para demostrar que yo soy el que está en el error. Cuánto tiempo perdemos tratando de demostrar nuestro poder sobre el otro… ¿Cómo crees que te van a querer dar naturalmente así? Te darán o darás desde la obligación, no desde una elección natural y placentera. Es más, en este juego macabro, cometemos incluso el error de tener la respuesta antes de que el otro termine de hablar. Es decir, no estamos presentes con el otro, estamos en guardia con el otro dispuestos a atacar hasta morir.
Otro error en nuestras relaciones es que funcionamos en base a imágenes pre-diseñadas acerca del otro. Es decir, rigidizamos lo que es el otro, en vez de ver con nuevos ojos al que tengo enfrente. Si tú no eres igual que el de ayer, ¿por qué el otro tendría que ser el mismo?
Cada vez que usamos frases como: “Yo pienso”, “yo creo”, “opino”, “me parece”, “lo que pasa es que…”, son frases hechas desde la razón, no desde la emoción, lo cual provocará automáticamente, que la otra parte se ponga en guardia y se cierre a la comunicación. En cambio, cuando usamos frases emocionales, tales como: “yo siento”, “necesito”, “me gustaría”, invito a que la otra parte también exprese sus emociones y necesidades.
El saber comunicarnos tiene una función importantísima en el ser humano, ya que al ser capaces de entender los sentimientos y necesidades mutuas, nos ayuda a poder satisfacerlas, lo cual crea conexión entre ambas partes, haciendo que “el dar” sea natural y fluido.
La semana entrante continuaremos con este tema tan importante, en donde te mostraré los pasos de este método.
Si quieres hacerme algún comentario, dudas o sugerencias, te invito a que me escribas un correo o un tweet… ¡Feliz semana!!!



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