A todas las madres que nos hacen
el favor de leernos, les dedico este artículo con mucho cariño, deseando que la
pasen muy apapachadas y queridas por los suyos.
¿Saben cómo funcionaban las
familias en los primeros tiempos? Pues resulta que los seres humanos somos gregarios,
es decir, como buen mamífero, nos gusta vivir con la tribu. Sin embargo, la
sobrevivencia en aquellos momentos, era sumamente compleja; cuando los hombres
se iban de casa, las mujeres se quedaban con los críos y entre todos se
protegían. Los hijos no eran tanto de mamá y papá, sino de la tribu, por lo
cual, se cuidaban unos a otros. Es decir, al tener una comunidad más
cohesionada y protectora, las mujeres y los niños podían sentir mayor
seguridad. Pero, ¿qué pasa en la actualidad? Desgraciadamente, un gran número
de madres crían solas a sus hijos, sin ninguna contención, ni apoyo por parte
de los padres y de la sociedad. En esta época de cambios que nos toca vivir,
desgraciadamente, estamos fomentando una sociedad con madres llenas de miedo,
cansadas, agotadas, sin más apoyo que sus dos manos para trabajar, no pudiendo
cuidar debidamente a sus hijos, quienes a su vez, crecen en manos de abuelos,
personal de servicio (si bien les va), o solos… He escuchado historias
terribles de niños de 5 – 6 años, que se tienen que hacer cargo de los más
pequeños, de las tareas de la casa, en fin… Las secuelas para estos niños
desprotegidos, ya lo sabemos todos, serán las conductas de riesgo (alcohol,
drogas, promiscuidad, embarazos no deseados, depresión, suicidios, etc.).
Se nos olvida que la madre es el símbolo de la vida y como sociedad necesitamos
urgentemente crear programas de apoyo para ellas, de formación de redes
comunitarias donde podamos verdaderamente contenerlas a ellas y a sus criaturas.
Por otra parte, muchas mujeres se
encuentran en la eterna disyuntiva de: si trabajo – descuido a mis hijos; si no
trabajo y me quedo con los hijos – no puedo desarrollarme profesionalmente o el
dinero no alcanza. Es decir, nos sentimos culpables de cualquiera de las dos
formas… ¡Qué relajo! Yo invito a las madres a que en la medida que puedan
hacerlo, se queden con sus hijos, los disfruten sin sentirse culpables por no
trabajar, el regalo que se están dando y les están dando será fundamental para
su sano desarrollo. Es correcto que el trabajo de ama de casa es mal pagado y
poco reconocido, sin embargo, la recompensa viene con los años… Es una realidad
que para otras de nosotras, no hay opción, o trabajas o trabajas… Sin embargo,
es importante que nos quitemos culpas por hacerlo, ya que finalmente lo estamos
haciendo para ellos, para procurarles un bienestar. Yo sé que también esta
culpa viene aparejada de impotencia y frustración; cuántas de nosotras
quisiéramos estar con nuestros hijos y no podemos, pero, pelearnos con la
realidad nos aumenta más el estrés; por lo tanto, es importante ser más
compasivas con nosotras mismas y aceptar de la mejor manera esto que nos toca
vivir, tratando de encontrar el significado o sentido de lo que estamos
haciendo, es decir, el “para qué”, el para qué trabajo, el para qué me esfuerzo
tanto, el para qué sigo creciendo profesionalmente, etc.
Ahora bien, cambiando de tema, de
acuerdo a las Constelaciones Familiares, los hijos necesitan honrar a la madre
para tomar de ella la energía de vida y el amor que viene de ella y de sus
ancestros, para así poder pasarla a su vez, ya sea, a través de sus hijos
o a través de sus obras. A la madre se le honra independientemente de cómo haya
sido, simplemente por darte la vida. Lo que sucede muchas veces, es que los
hijos con o sin razón, muchas veces guardamos muchos resentimientos hacia
nuestra madre, lo cual nos impide en la vida adulta relacionarnos adecuadamente
y generar abundancia. Yo te invito a que, si tienes resentimientos con tu mamá,
hagas un trabajo de disolución de estas emociones negativas, que te lleven a la
comprensión de que ella también traía su propia historia, que a ti no te toca
juzgar, ni cargar. Simplemente devuélvele su responsabilidad por el daño
causado y vive en paz. La liberas y te liberas. Como diría San Ignacio de
Loyola: “Si pudiéramos comprender, no tendríamos necesidad de perdonar”.
Por último, a los hombres, los
invito a que valoren y cuiden a sus mujeres, si ellas se sienten amadas por
ustedes, lo manifestará en el cuidado a su familia.
¡Feliz Día de las Madres!