Para lograr una unión sana de pareja primero deberemos prometernos que:
en el terreno intelectual vamos a dejarnos el uno al otro ser lo que somos. Me
caso contigo prometiendo que de ninguna manera intentaré que me imites o que
veas el mundo exactamente como yo lo veo. En el terreno emocional reconoceremos
que no todos amamos de la misma manera, no nos someteremos a la tortura de
querernos unir de un modo que no sea el nuestro. En el terreno sexual
comprenderemos que el encuentro de nuestros cuerpos es un placer que debe ser
explorado y desarrollado. La verdadera clave de una descendencia feliz es el
goce con el que la engendramos. En el terreno material compartiremos un
espacio, pero nos permitiremos también tener un territorio personal, con la
promesa de no invadir nunca el del otro, respetando nuestra necesidad de
soledad. Igualmente, tendremos algún dinero común, pero conversaremos
celosamente, acerca de cómo mantener una independencia económica. (Tomado del
libro “Cabaret Místico” de Alejandro Jodorowsky).
La
construcción de la pareja, es un trabajo artesanal, del día a día, para lo
cual, antes de entrar a ella, tendríamos que definir primero, ¿qué
es para mi el amor? Ya que cada persona tiene una concepción diferente
acerca del mismo. Después, es básico preguntarnos: ¿qué tendría que
hacer el otro para que yo me sintiera amado(a) por él o ella?
Defínelo y exprésalo claramente, ya que como dice el libro, “Los 5
lenguajes del amor” de Gary Chapman, cada quien percibe el amor de
manera diferente; hay personas a las que les gustan los detalles (rosas,
chocolates, que les hagan su comida favorita…), a otras que les digan cosas
bonitas (sobre todo a las mujeres, que somos más auditivas y nos encanta que
nos endulcen el oído), a otras los momentos compartidos (una cena romántica,
diversión, encuentros íntimos, etc.), a otros más el contacto físico y por
último, los que prefieren los actos de servicio, es decir, cómo te ayuda o
apoya tu pareja.
Aunado
a esto, en la mayoría de las relaciones, entramos desde la carencia, es
decir, desde lo que nos hace falta, ya sean necesidades muy
profundas o miedos adquiridos desde la infancia. Por
tanto, tu pareja siempre te espejea estas áreas “oscuras” que necesitas
desarrollar en tí. Por ejemplo, cuando te quejas de que tu pareja no te
escucha, pregúntate, ¿cómo no te estás escuchando tú? Cuando te quejas de
que no te pone atención, pregúntate, ¿cómo no te estás poniendo atención tú?,
etc. Es decir, tu pareja te muestra aquello que no quieres reconocer en tí…
Cuando puedes integrar estas partes oscuras y abrazarlas, te conviertes
en un ser más completo, que puede amar más y mejor a sí mismo y al otro,
respetando lo que es, comprendiendo que es un “otro”, con gustos,
necesidades, aficiones, intereses, amistades diferentes a las suyas.
Romper
un patrón negativo por tanto, es tan fácil como querer dejar de tener razón,
siendo humilde, reconociendo que no pasa nada si reconocemos nuestros puntos
débiles, pudiéndolos convertir en fortalezas que nos ayuden a mejorar la
relación…