El regreso de las diosas


Me llama la atención como en el Día Internacional de la Mujer, todas nos felicitamos y nos mandamos fotos, mensajes, frases, etc., pero el resto del año, nos la pasamos criticándonos a nosotras mismas y a nuestras congéneres... ¡Somos nuestras más duras jueces!!!! Nos criticamos el físico, nos sometemos a todo tipo de torturas con tal de tener una imagen eternamente bella y joven, criticamos nuestras capacidades y habilidades, el no poder con todo (el Síndrome de la Mujer Maravilla),  y no poder con todo de manera perfecta. Implacables con las demás y dispuestas a despedazarnos a la menor provocación; incluso a pelearnos a los hombres  y por ellos (canibalismo femenino).
Necesitamos de manera urgente reconciliarnos, revalorarnos y respetarnos a nosotras mismas, a nuestra feminidad, a nuestra esencia poderosa de diosas y sacerdotisas, de guerreras incansables, pero también de fuente de ternura inagotable.
Que no se nos olvide mujeres,  somos las generadoras  de la vida y no solo en el tema de los hijos. Somos creadoras de familia y comunidad, de belleza,  armonía,  equilibrio, paz y alegría. Si nosotras no nos valoramos, cuidamos y respetamos, ¿cómo queremos que los hombres lo hagan?
Yo te quiero preguntar mujer, ¿hace cuánto que no haces algo lindo por ti? Ir a arreglarte el cabello, comprarte algo que te guste, ir a un lugar que disfrutes, darte un masaje, etc. ¿Hace cuánto que no vas al doctor a hacerte tu chequeo de salud? ¿Hace cuánto que no pides lo que tú necesitas? ¿Hace cuánto que no te ves al espejo y te dices lo hermosa y maravillosa que eres? ¿Hace cuánto que no reconoces todas las cosas que haces y que haces muy bien? ¿Hace cuánto, que no te permites recibir un halago o un piropo con aceptación y agradecimiento, en lugar de pena y creencia de falta de merecimiento?
Es hora de honrar no solo a la mujer que soy hoy, sino honrar a nuestras grandes mujeres ancestrales, a ellas que lucharon y lograron todo lo que estamos disfrutando, aquellas que se atrevieron a romper convencionalismos, a salirse de los roles esperados, a cuestionar creencias, a romper fronteras…
Ellas ya se sacrificaron, pero es momento que nosotras las honremos haciendo algo muy bueno con  nuestra vida, a través de nuestros hijos o a través de nuestras obras, dejando de repetir esos patrones de sumisión, maltrato y sufrimiento.
El mundo necesita en este momento que la mujer retome su fuerza, pero no desde el feminismo recalcitrante donde competimos con los hombres, sino desde nuestra sabiduría, nuestra inteligencia y nuestra intuición tan desarrollada, reconectándonos con nuestra emocionalidad y empatía.
¿Y qué podemos hacer para lograr esto? Ahí te van algunos tips:
·         Párate frente al espejo, de preferencia de cuerpo entero y repítete: “A pesar de…… (estar gorda, fea, vieja, etc.), yo me amo y me acepto profunda e incondicionalmente. Repite este ejercicio dos veces al día  varias veces durante el tiempo que lo necesites… El espejo sana directo a nuestra niña interna.
·         Con los ojos cerrados, sentada con tus dos pies apoyados en el piso y la espalda recta, visualizar a todas las mujeres de tu sistema familiar y decirles: “A partir de este momento, dejo de reparar a las mujeres de mi sistema a partir  del sufrimiento, el miedo,  la culpa y el maltrato, y decido repararlas a través del amor, a través del corazón”. Repítelo hasta que tú sientas que lo estás diciendo desde el corazón. Inhala y exhala profundamente por la nariz.

Espero que estos pequeños ejercicios te sean de utilidad. ¡Festejemos todos los días la maravillosa aventura de ser mujer!!!


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